Xochicalco

Xochicalco




Arqueoastronomía: Xochicalco




A 38 kilómetros de la ciudad de Cuernavaca, situado sobre un conjunto de cerros
de baja altura, se encuentra Xochicalco “en el lugar de la casa de las flores”,
cuya época de apogeo, calculada entre los años 650 a 900 de nuestra era,
coincide con un periodo de transformaciones profundas en el ámbito
mesoamericano, encabezado por la caída de Teotihuacán.
Pocas ciudades del México antiguo han recibido tanta atención como esta zona
arqueológica; el primero en mencionar la existencia de la pirámide de las
Serpientes emplumadas fue fray Bernardino de Sahagún.
La astronomía de la antigua Mesoamérica es un tema que capta la atención en la
actualidad, ya que a través de ella surgió un calendario complejo y preciso
basado en el perfecto conocimiento de las mecánicas celestes, fruto de
observaciones asiduas del cielo por siglos, por milenios.


Como lo menciona Arnold Lebeus, en Astronomía en Xochicalco, las
civilizaciones del México antiguo desarrollaron precisos sistemas de observación
de los astros, establecieron tablas astronómicas de una exactitud sorprendente y
crearon calendarios junto a los cuales los europeos de la misma época parecen
muy imperfectos, por no decir primitivos.
El códice llamado Dresden, un libro precolombino de tablas astronómicas y
calendáricas continúa proponiendo numerosos enigmas. Es uno de los manuales
teóricos y mnemotécnicos de los sacerdotes-astrónomos, herederos de una larga
tradición, lo cual muestra el grado de refinamiento a que llegaron los sabios
del antiguo México y su capacidad para condensar en un mínimo de espacio y de
números todo un conjunto de cálculos combinados en sistema.


El sitio arqueológico de Xochicalco, situado al suroeste de Cuernavaca, es de
importancia capital para la historia cultural, religiosa y científica de
Mesoamérica. Es de suponerse que su estudio puede aportar todavía otros
elementos de información para la solución de problemas históricos y cronológicos
del gran conjunto pluricultural del México precolombino.



Para Siarkiewiez las fechas de las fachadas de la Pirámide de las Serpientes
emplumadas de Xochicalco son fruto de largas y cuidadosas observaciones y de
sólidos conocimientos en el dominio de la astronomía. Ello muestra una vez más
el arte de los matemáticos mesoamericanos para presentar un máximo de
informaciones con una extrema economía de medios.


Las inscripciones de la fachada de la Pirámide de las Serpientes emplumadas
aportan una confirmación a la proposición según la cual los astrónomos conocían
perfectamente el valor muy aproximado de las revoluciones del sol, de Venus y
del nodo de la órbita lunar, y quienes tuvieron la preocupación científica de
medirlas con la mayor exactitud posible, tomando en cuenta sus medios técnicos
limitados, sus convenciones matemáticas y sus obligaciones formales y
rituales.


En Xochicalco, Venus, la estrella de la mañana, está omnipresente, asociado
con las ceremonias del fuego nuevo; como si todo el sitio le estuviera dedicado.
En principio, por la presencia de un importante templo dedicado a la serpiente
emplumada.



Para Morante, uno de los sitios más notables de Xochicalco es la chimenea
construida en mampostería de piedra en el techo de una gran gruta, conocida con
el nombre de “gruta de los astrónomos” La boca superior de esta chimenea se abre
al aire libre en medio de una plaza al suroeste del juego de pelota, en la
proximidad de una pequeña plataforma ceremonial.


El diámetro del conducto mide entre 35 y 40 centímetros, la altura total,
desde la abertura superior hasta el suelo de la gruta, es de 8.70 metros. Este
conducto no es absolutamente vertical, está ligeramente inclinado hacia el
norte. En los primeros escritos que lo mencionan, se le había llamado “boca de
aireamiento”, pero muy pronto surgió una interpretación astronómica.


Los autores que han estudiado y medido el tubo de Xochicalco están de acuerdo
en considerarlo como un instrumento destinado a observar y medir el paso del sol
por el cenit dos veces por año o para marcar el solsticio de verano e incluso,
para medir la longitud del año solar trópico.


Por su parte, León Portilla ha escrito que la hipótesis de una observación
del paso cenital del astro parece mejor fundada y aceptable respecto de las
tradiciones asociadas frecuentemente con el paso cenital del sol en toda la zona
subtropical americana. Sin embargo, en el mismo Xochicalco, la entrada en ese
momento de una larga mancha luminosa en el suelo no podría constituir un ejemplo
muy convincente de la exactitud por parte de sus constructores o usuarios.



Según los investigadores citados, parece que hubieran escogido levantar
deliberadamente este conjunto en una latitud geográfica tal que construyera un
pivote, un hito límite de los movimientos solares. Se advertirá pronto que la
situación geográfica del sitio de Xochicalco representa también una elección de
“pivote cósmico”, pero esta vez ya no para el sol.


El tubo de Xochicalco, perforado en el techo de una gruta profunda y que
forma una cámara oscura, en la latitud del paso cenital de la luna por el
meridiano, durante su lunisticio menor, revela su eficacia perfecta. Puede
decirse que si los constructores de Xochicalco hubieran buscado las condiciones
de precisión óptimas para la observación lunar, no habrían podido encontrar nada
mejor que, precisamente, un tubo vertical en una zona subtropical.



Para Lebeus resulta difícil convencerse de que un tubo de mampostería
bastante burdo en su aspecto actual pudiera haber servido para observaciones
precisas. En otro tiempo el tubo pudo haber estado cubierto con una placa
perforada por un orificio, única manera de obtener la proyección precisa de un
rayo de luz.


Cuando se toman medidas del conducto, se percibe que si la forma del tubo es
más o menos oval con el diámetro mayor orientado hacia el norte-sur, las piedras
que lo bordean en las paredes útiles de contacto en la parte baja parecen haber
sido retrabajadas, desgastadas o limadas, como si se tratara de un último
ajuste, y el óvalo está desgastado en los dos lados.


La calidad de la observación y de las medidas tomadas en Xochicalco parecen
indicar que ahí contamos con un instrumento de precisión suficiente para la
observación de la luna y del cálculo completo de los eclipses. Los aspectos
prácticos y técnicos del tubo de Xochicalco, su situación geográfica y el
conjunto de los adornos y descripciones calendáricas forman un sistema y no son
hechos aislados.

Comentarios

Entradas populares