Chichén Itzá

Chichén Itzá




Arqueoastronomía: Chichén Itzá




Las construcciones mayas con la vegetación selvática de fondo no solamente son
hermosas, sino una muestra más del talento de este pueblo. Algunas de las
construcciones cuya función religiosa resulta evidente para los arqueólogos
presentan una característica muy notable: están alineados con respecto al cielo
de forma que sirvan como verdaderos calendarios de piedra en fechas que eran
importantes para el pueblo maya. Un hecho interesante en la ubicación geográfica
del área maya es que al estar por debajo de la línea del Trópico de Cáncer del
Sol podía pasar sobre el zenit en dos ocasiones por año. Después del equinoccio
de primavera, el sol se desplaza hacia el norte para alcanzar el zenit sobre el
Trópico de Cáncer en el solsticio de verano, y entonces regresa hacia la línea
ecuatorial para el equinoccio de otoño, en ese recorrido, el sol pasa dos veces
sobre el zenit de la zona trópical donde se encuentra el área maya. Para los
mayas estos dos pasos zenitales eran muy importantes desde el punto de vista de
la agricultura y los rituales. Por lo mismo levantaron construcciones que
marcaran el paso zenital del sol, así como los equinoccios y solsticios.


En México, la arqueoastronomía maya alcanza su máxima expresión en Chichén
Itzá, una ciudad que surgió hacia el 550 d.C y posteriormente abandonada en el
siglo X. Volvió a tener nueva vida hacia el 1000 d.C para ser nuevamente
abandonada en el siglo XIV. Cabe destacar que por el año 800 la ciudad fue
invadida por los Toltecas, quienes habían construido Teotihuacan, otro baluarte
de la arqueoastronomía, lo cual modifico el estilo de construcción de Chichén
Itzá.

Un verdadero símbolo de la actividad astronómica maya en Chichén Itzá viene
siendo “El Caracol”, un edificio que asemeja a un observatorio astronómico
moderno (con domo incluido). También conocido como “El Observatorio”, fue
construido con fachadas, ranuras y perforaciones de observación especialmente
orientadas para enfocar eventos siderales específicos. El observatorio está
deliberadamente desviado de la alineación de su plataforma principal con la
intención de que sus esquinas opuestas Este-Oeste apunten la salida del Sol en
el solsticio de verano y la puesta del Sol en el solsticio de invierno.
La plataforma principal está perfectamente alineada a la puesta de Venus en
su declinación norte máxima. El basamento del observatorio apunta
hacia la puesta del Sol a su paso por el zenit. Y algunas de las
ventanas y ranuras del Caracol apuntan hacia las estrellas Canopus y
Castor. Ciertamente éstos no son los únicos alineamientos encontrados
en el Caracol, puesto que se han estudiado 29 alineaciones de las cuales 20
corresponden a fenómenos astronómicos en el horizonte; como por ejemplo la
aparición de sol por la ventana 1 durante el equinoccio de primavera, o la
observación de los puntos extremos norte y sur de Venus desde las ventanas 1 y
2.

El espectáculo arqueoastronómico mas conocido mundialmente sobre el mundo
maya es sin duda alguna el que ocurre en “El Castillo” o “Pirámide de Kukulkán”
en Chitchen Itza. Construido hacia en 800 de nuestra era, es un asombroso
calendario solar que marca los días del año así como los equinoccios de
primavera y de otoño. El Castillo es un templo de forma piramidal de 28 metros
de altura con 91 escalones en cada uno de sus cuatro caras. Los escalones son un
registro en piedra del año solar. 91 escalones por 4 lados, más un nivel extra
por la plataforma da un total de 365, un peldaño por cada día del año. En marzo
y septiembre, cuando tienen lugar los equinoccios de primavera y otoño,
respectivamente, las mastabas o plataformas sobre las cuales está construída la
pirámide proyectan sombras triangulares sobre las paredes de las escalinatas.
Las escalinatas están adornadas en su base por sendas cabezas de serpiente que
simbolizan a Kukulkán (o Quetzalcoatl, la serpiente emplumada), y con los
triángulos de luz y sombra provocados por la iluminación del sol equinoccial
provocan una fantástica ilusión de una serpiente que está descendiendo a tierra
desde la parte alta de la pirámide. Muy posiblemente la pirámide de Kukulkan
presentaba otros alineamientos astronómicos en diversas secciones de su
construcción, lamentablemente estas hipotéticas alineaciones las hemos perdido.
Cuando la pirámide fue descubierta se encontraba en un estado excesivamente
ruinosa, y en su mayor parte de la construcción que vemos en la actualidad es
obra de un arduo proceso de reconstrucción.

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