Machu-Picchu

Machu-Picchu




Arqueoastronomía: Machu Picchu




MACHU PICCHU, desde que fuera descubierta el 24 de julio de 1911 por el
norteamericano Hiram Bingham, ha sido considerada, por su asombrosa
magnificencia y armoniosa construcción, como uno de los monumentos
arquitectónicos y arqueológicos más importantes del planeta.


Localizada a 2.400
metros de altura, en la provincia de Urubamba, departamento del Cusco (Perú), Machu Picchu (Cumbre Mayor, en
castellano) sorprende por la forma en que las construcciones de piedra se
despliegan sobre una loma estrecha y desnivelada, cuyos bordes un farallón de
400 metros de profundidad- forman el cañón por el que se llega al río Urubamba.


Machu Picchu, es una ciudadela rodeada de misterio porque hasta ahora los
arqueólogos no han podido descifrar la historia y la
función de esta pétrea ciudad de casi un kilómetro de extensión, erigida por los
Incas en una mágica zona geográfica, donde confluyen lo andino y lo
amazónico.


Quizás el misterio de Machu
Picchu
nunca sea develado del todo; hasta ahora, sólo existen hipótesis
y conjeturas. Para algunos, fue un puesto de avanzada de la proyecciones
expansionistas incaicas; otros creen que fue un monasterio, donde se formaban
las niñas (acllas) que servirían al Inca y al Willac Uno (Sumo sacerdote). Esto
se presume porque de los 135 cuerpos encontrados en las investigaciones, 109
fueron de mujeres.


La sorprendente perfección
y belleza de los muros de Machu Picchu -construidos uniendo
piedra sobre piedra, sin cemento ni pegamento- han hecho surgir mitos sobre su
edificación.


Cuentan que un ave llamada
Kak`aqllu, conocía la fórmula para ablandar las piedras, pero que por un
mandato, quizás de los antiguos dioses incaicos, se le arrancó la lengua.
También se dice que existía una planta mágica que disolvía la roca y podía
compactarla.


Pero más allá de los mitos, el
verdadero encanto de Machu Picchu, declarado Patrimonio
Cultural de la Humanidad, está en sus plazuelas, en sus acueductos y torreones
de vigilancia, en sus observatorios y en su Reloj Solar, evidencias de la
sabiduría y la técnica de los constructores andinos.

El Observatorio de Machu-Picchu



Uno de los lugares más extraños
de todo Machu-Picchu es la famosa Intihuatana, una estructura monolítica que se
encuentra al oeste de la plaza central de la urbe. Rolf Muller, profesor de
astronomía en la ciudad americana de Postdam, a lo largo de sus estudios
realizados a mediados de los años ochenta, encontró pruebas convincentes para
demostrar que la ciudad peruana fue erigida con un marcado carácter astronómico.
Muller decía que si prolongamos los lados largos de esta Intihuatana daríamos
con el lugar exacto sobre el cual se sitúa el sol el día del solsticio de
verano. Según estos cálculos a los que hay que sumar otros relacionados con
diferentes lugares de Machu-Picchu, Muller llegó a la conclusión de que la
ciudad debió de ser construida en algún momento entre el 4000 y el 2000 a. de
C., retrasando así en casi cuatro mil años de fecha propuesta por la historia
tradicional.


También sobre la célebre Intihuatana realizaron sus trabajos los
investigadores Dearborn y White. La presencia en lo más alto del monumento de un
curioso “gnomon” -un ingenio pensado para medir las horas solares- pareció
demostrar que esta construcción fue realizada para situar el punto más alto del
sol en el cielo. El lugar conocido como el Torreón posee una gran pared de forma
semicircular, en donde podemos encontrar dos ventanas, y otra recta con la
llamada puerta de la serpiente. El investigador Jesús Galindo, contradiciendo
las exageradas cronologías de Muller, ha demostrado recientemente que una de las ventanas de el Torreón mira hacia
la constelación de las Pléyades según su ubicación hacia el 1500 de nuestra Era.
De la misma forma, esta ventana alineada con un pequeño altar existente en la
parte baja del Torreón señala el punto de salida del sol en el solsticio de
invierno en la misma época.

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