Otras teorías de la evolución y críticas científicas de la teoría sintética






Hoy la teoría de la evolución está tan sujeta a la duda como la teoría de que la Tierra gira alrededor del Sol.


Es evidente que tal afirmación indica que para Dawkins la teoría de la evolución es incuestionable y que solo puede ser rechazada por quienes están sujetos a dogmas de origen religioso. Al darle tal estatus a una teoría, Dawkins sin embargo, la está rodeando de una intencionalidad no científica ya que la está intentando proteger de cualquier debate que cuestione su validez, tildándolo como negación de lo obvio. La evolución es un hecho aceptado desde el siglo XVIII. La teoría que explica tal hecho no puede ser confundida con el hecho de la evolución y, por consiguiente, si puede ser puesta en duda.


La teoría sintética es el modelo aceptado mayoritariamente por el estamento académico para describir los fenómenos evolutivos. Aunque no existe hoy una sólida teoría alternativa desarrollada, algunos científicos si han reclamado la necesidad de realizar una reforma, ampliación o sustitución de la teoría sintética, con nuevos modelos capaces de integrar la biología del desarrollo o incorporar una serie de descubrimientos biológicos cuyo papel evolutivo se está debatiendo, tales como ciertos mecanismos hereditarios epigenéticos, la transferencia horizontal de genes, o propuestas como la existencia de múltiples niveles jerárquicos de selección o la plausibilidad de los fenómenos de asimilación genómica para explicar procesos macroevolutivos. Los aspectos más criticados de la teoría sintética son: el gradualismo, que ha obtenido como respuesta el modelo del equilibrio puntuado de Niles Eldredge y Stephen Jay Gould;348 la preponderancia de la selección natural frente a los motivos puramente estocásticos; la explicación al comportamiento del altruismo y el reduccionismo geneticista que evitaría las implicaciones holísticas y las propiedades emergentes a cualquier sistema biológico complejo.349 El consenso científico es que la teoría misma no ha sido rebatida en el campo de la biología y se la sigue considerando como la «piedra angular de la biología moderna».


La bióloga estadounidense Lynn Margulis considera que, del mismo modo que las células eucariotas surgieron a través de la interacción simbiogenética de varias células procariotas, muchas otras características de los organismos y el fenómeno de especiación son la consecuencia de interacciones simbiogenéticas similares. En su obra Captando Genomas. Una teoría sobre el origen de las especies Margulis argumentó que la simbiogénesis es una fuerza principal en la evolución. Según su teoría, la adquisición y acumulación de mutaciones al azar no son suficientes para explicar cómo se producen variaciones hereditarias, sino que las organelas, los organismos y las especies surgen como resultado de la simbiogénesis.315 Mientras que la síntesis evolutiva moderna hace hincapié en la competencia como la principal fuerza detrás de la evolución, Margulis destaca a la cooperación como motor del cambio evolutivo.352 Argumenta que las bacterias, junto con otros microorganismos, ayudaron a crear las condiciones que se requieren para la vida, tales como el oxígeno. Margulis sostiene que estos microorganismos constituyen un componente importante de la biomasa de la Tierra y que constituyen la principal razón por la que las condiciones actuales se mantienen. Afirma, asimismo, que las bacterias son capaces de intercambiar genes con mayor rapidez y facilidad que los eucariotas, y debido a esto, son más versátiles, por lo que éstas son las artífices de la complejidad de los seres vivos.


Máximo Sandín, por otra parte, rechazó vehementemente cualquiera de las versiones del darwinismo y propuso una teoría alternativa para explicar el hecho de la evolución. En primer lugar, justiprecia la obra de Lamarck, revisando las hipótesis o predicciones que fueran realizadas por este biólogo y que actualmente se ven corroboradas por los hechos.353 354 Por ejemplo, que las circunstancias ambientales condicionan, no sólo la expresión de la información genética (fenómenos epigenéticos, control del splicing alternativo, estrés genómico…), sino la dinámica del proceso de desarrollo embrionario,355 356 357 358 que el cimiento fundamental de los ecosistemas es el equilibrio y no la competencia.359 360 Pero, sobre todo, sus intuiciones, fruto de su extraordinaria capacidad de trabajo y de observación, anticiparon la tendencia de las formas orgánicas a una mayor complejidad, la existencia de unas «leyes» (es decir, no «el azar») que gobiernan la variabilidad de los organismos, y que la capacidad de estos cambios están, de alguna manera, inscritas en los organismos.


 Habida cuenta que el 98,5% del genoma humano, por ejemplo, está compuesto por secuencias repetidas con función reguladora así como una notable cantidad de virus endógenos, Sandín propone que esa conformación del genoma no puede ser el resultado del azar y de la selección natural. Rechazando además la tesis del ADN egoísta de Dawkins, Sandín sugiere que por la presión del ambiente ciertos virus se insertan en el genoma o determinadas secuencias génicas se modifican y, como consecuencia, se generan organismos completamente nuevos, con sustanciales diferencias con respecto a sus predecesores. Según esta teoría, entonces, el mecanismo fundamental del cambio evolutivo no es la selección natural ni la mutación aleatoria, sino la capacidad de integración de los virus en genomas ya existentes. Además, Sandín señala que el medio ambiente, y no las mutaciones aleatorias, provoca que determinados grupos de seres vivos asuman muevas características, las que —por otro lado— no son cambios graduales sino cambios bruscos, en episodios específicos y sin fases intermedias.367 347 Según Abdalla, la hipótesis sostenida por Sandín está amparada por una gran cantidad de datos científicos y abre una nueva área de investigación en el campo de la biología.

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