Las cenizas volcánicas podrían ralentizar el calentamiento global
Contrario a lo que podría pensarse, la explosión de volcanes alrededor del mundo y la propagación de nubes de cenizas proyectando su sombra sobre la tierra podrían contribuir al enfriamiento de la tierra y a disipar gases de "efecto invernadero". Por otro lado, el costo de esa disminución sería el aumento de las precipitaciones de lluvia ácida, lo que podría poner en peligro la vida sobre la tierra.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - La erupción del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle pone el tema sobre el tapete: más allá de los evidentes efectos negativos que pueden tener las nubes de cenizas sobre situaciones cotidianas como el tráfico aéreo, una mirada un poco más amplia mostraría ciertos efectos "positivos" sobre el clima en la tierra, especialmente una reducción del calentamiento global.
Curiosamente, el tema "enfriamiento global por nubes de ceniza volcánica" fue suprimido de Wikipedia por carecer de fuentes fiables. Y cierto es que resulta dificil encontrar alguna mención de este tema en Internet. Sin embargo, existen estudios que han buscado probar que el efecto de las nubes de ceniza volcánica proyectando su sombra sobre la tierra efectivamente contribuyen a un descenso en la temperatura de la atmósfera.
El portal español Solo Ciencia, abocado a este tipo de temas publicó hace un año la noticia de una investigación científica de la Open University, que sugería esta opción.
"Vincent Gauci y sus colegas Nancy Dise y Steve Blake, de la Open University, simularon la
lluvia ácida volcánica de una de las mayores erupciones de la historia en Europa, la del volcán Laki, de Islandia, en 1783, que causó extensos daños en cosechas de amplias zonas del continente, con el resultado de severas hambrunas con víctimas mortales.
Los científicos saben que las partículas volcánicas en el aire reflejan los rayos solares al espacio y también crean más nubes que tienen el mismo efecto. Todo esto ayuda a enfriar el planeta durante un año o dos. Los estudios muestran que las erupciones tienen otro efecto más indirecto: el ácido sulfúrico resultante del volcán ayuda a reducir biológicamente una fuente importante de gases de invernadero. En su manifestación más extrema, este efecto puede provocar un enfriamiento significativo durante diez o más años.
La cantidad de dióxido de azufre arrojado por el Laki en nueve meses fue diez veces superior
que la cantidad proveniente de la industria europea actual en un año. Los investigadores también hallaron que dichas erupciones crean un campo de batalla microbiano en los humedales, donde las bacterias sulfato-reductoras inhiben a los microbios que normalmente producen metano, poderoso gas invernadero.
Los investigadores hicieron la simulación en turberas de Moray, al nordeste de Escocia, un área que fue afectada por la erupción del Laki, y encontraron que las emisiones reducidas de metano duran varios años después del fin de la lluvia ácida. Sus cálculos muestran que se requerirían muchos años para que las emisiones se recuperasen, un tiempo muy superior al contemplado en los actuales modelos teóricos desarrollados a partir de lo que conocemos sobre el impacto de los volcanes en la atmósfera.
Los científicos ahora piensan que los volcanes pueden ejercer en la atmósfera de la Tierra una influencia más poderosa de lo imaginado. Podrían ser incluso un regulador más importante de los gases de invernadero de los humedales que las fuentes industriales modernas de lluvia ácida. Los ecosistemas pantanosos son la fuente más grande de metano, y en su mayoría están localizados en regiones del mundo lejos de la industria.
Hubo un período en la prehistoria de la Tierra durante el cual este efecto pudo producir cambios climáticos importantes. Esta interacción pudo haber sido particularmente decisiva hace 50 millones de años, cuando el clima cálido de invernadero se debía, en gran parte, al metano de los extensos humedales que cubrían la Tierra. Durante esa época, grandes erupciones volcánicas pudieron ser los agentes del rápido cambio climático".
Erupciones en el mundo
La reciente erupción volcánica del complejo Puyehue-Cordón Caulle ha devuelto a los volcanes a la primera plana de la actualidad internacional, en gran parte por la reminiscencia del caos aéreo desatado tras la erupción del volcán Eyjafjallajökull, hace ahora un año.
Pero Grimsvötn, que sufre con esta su tercera erupción en 13 años, es sólo uno de los muchos volcanes que riegan nuestro planeta. Hoy por hoy consideramos que existen unos 1.400 volcanes activos, y con activos nos referimos a todos aquellos que han tenido algún proceso eruptivo en los últimos 10.000 años. Si estas fechas los reducimos a un periodo menor, podríamos decir que a la semana unos 30-40 volcanes se encuentran en erupción.
Si ampliamos esa ventana a los últimos 20 años, hay un buen número que ha mostrado una gran actividad: Kilauea (Hawái), Galeras (Colombia), Arenal (Costa Rica), Karymsky y Klyuchevskoi (Kamchatka, Rusia), Sakurajima (Japón), Merapi (Indonesia), Mayon (Filipinas), Rabaul (Papúa Nueva Guinea), Piton de la Fournaise (Reunión), Nyiragongo (Congo), Erta Ale (Etiopía), Stromboli y Etna (Italia), Tungurahua (Ecuador) y Santiaguito (Guatemala), entre otros.
Pero más importante que el número de erupciones es, tal y como hemos visto con los problemas causados por los volcanes islandeses, la magnitud de dichas erupciones, y para ello se utiliza el Indice de Explosividad Volcánica (VEI), una escala de 1 a 8 grados según la potencia eruptiva, que tiene en cuenta parámetros como la cantidad de Tefra (material fragmentado, que no considera las lavas) expulsada o la altura de la columna eruptiva.
Así, una erupción como la del Kilauea, en Hawái, se considera de grado 0, y así hasta 8, grado que afortunadamente no hemos vivido, y cuyo exponente más famoso es Yellowstone (USA).
Dado que las erupciones volcánicas no son tan repetidas en el tiempo como los terremotos,
utilizamos una escala de 10.000 años para comprobar la frecuencia de dichas erupciones. Así, en ese periodo se han producido 421 erupciones como la de Eyjafjallajökull, o 51 de grado 6, la última de ellas en 1991 en Filipinas con el Pinatubo, en donde las cenizas llegaron a los 34 km de altura.
¿Qué pasa en Yelowstone?
Por otra parte, científicos de USA están siguiendo de cerca la actividad volcánica en el parque Yellowstone, como lo relata Mark Thiessen para la National Geographic.
El suelo se ha inflado 20 centímetros en los últimos 3 años, una cifra récord. De estallar el volcán Yellowstone, dos tercios de USA podrían quedar inhabitables.
Una fuerza mil veces más poderosa que la erupción del Monte Santa Helena en 1980, con una nube mortífera de ceniza, arrasaría con todos los seres vivos creando una capa de 3 metros de profundidad en un radio de 1.500 kilómetros de distancia. Dos tercios de USA podrían llegar a ser inhabitables por los barridos de aire tóxicos, y millones de personas se verían obligadas a abandonar sus hogares. Esto es lo que puede suceder si el volcán más grande del mundo entra en erupción por primera vez en 600.000 años, algo que podría ocurrir en un futuro próximo, según un informe de The Daily Mail.
La Caldera del Parque Nacional Yellowstone ha entrado en erupción tres veces en los últimos 2.1 millones de años. Una tendencia de los últimos años ha alertado a los especialistas que están siguiendo de cerca la evolución del volcán.
Sucede que el súper volcán ubicado debajo del parque de Wyoming ha aumentado su actividad a un ritmo récord desde 2004. Su suelo ha estado inflándose a un ritmo de 7,5 centímetros por año en los últimos tres años, la tasa más rápida desde que comenzaron los registros en 1923.
Por la falta de más datos, los científicos no se atreven a dar una advertencia y fijar una fecha hipotética a una erupción.
Una erupción de este volcán superaría por mucho el efecto del volcán de Islandia Eyjafjallajökull, que estalló en abril del año pasado causando caos en los viajes alrededor del mundo.
El experto en vulcanismo de Yellowstone y profesor de geofísica en la Universidad de Utah, Robert Bob Smith, le dijo a National Geographic: "Es una elevación extraordinaria, ya que cubre un área tan grande y las tasas son tan altas; al principio nos preocupaba que esto nos pudiera estar llevando a una erupción".
"Una vez que vimos que el magma estaba a una profundidad de diez kilómetros, nos sentimos más aliviados. Si hubiera sido a una profundidad de dos o tres kilómetros, entonces la historia sería distinta",dijo Smith, que acaba de hacer un estudio sobre el volcán.
Si bien los científicos ignoran el futuro desenlace, confirman la actividad. "Nuestra mejor evidencia es que la cámara magmática se está llenando de roca fundida", dijo Smith. "Pero no tenemos idea de cuánto tiempo continuará este proceso, ya sea hasta que haya una erupción o que la entrada de roca fundida desinfle la caldera de nuevo".
La Caldera de Yellowstone es una de las creaciones más impresionantes de la naturaleza y se asienta encima del campo volcánico más grande de América del Norte.
Yellowstone, a unos 600 kilómetros por debajo de la superficie de la tierra, es un "punto caliente", con un magma que se eleva a 45 kilómetros por debajo antes de extenderse a lo largo de una superficie de 450 kilómetros. Su nombre significa 'olla' o 'caldera' y se forma cuando la tierra se derrumba tras una explosión volcánica.
Smith dijo a National Geografic que este sistema es único, ya que todos los puntos calientes del planeta se encuentran bajo agua. Yellowstone es el único que se existe plenamente sobre la superficie terrestre, y por debajo se encuentra el volcán dormido.
El 22 de julio de 1980, la Montaña Santa Helena en Washington estalló. Una explosión de la caldera de Yellowstone tendría una fuerza mil veces más poderosa.
Los científicos que supervisan Yellowstone creen que un depósito de magma que se hincha a 9 kilómetros de profundidad podría causar las elevaciones recientes.
También han estado vigilando "una mancha de roca fundida" del tamaño de Los Ángeles que estuvo presionado en el interior del volcán tiempo atrás. Sin embargo, debido a las condiciones extremas, ha sido difícil resolver qué es exactamente lo que está pasando allá abajo.Los investigadores no pueden decir con certeza qué ocurrirá y cuándo.
Desde la explosión más reciente hace 640.000 años, ha habido alrededor de 30 erupciones más pequeñas. La última fue hace 70.000 años, cuando la caldera se llenó con ceniza y lava y se formó este paisaje llano que atrae a miles de turistas cada año.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - La erupción del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle pone el tema sobre el tapete: más allá de los evidentes efectos negativos que pueden tener las nubes de cenizas sobre situaciones cotidianas como el tráfico aéreo, una mirada un poco más amplia mostraría ciertos efectos "positivos" sobre el clima en la tierra, especialmente una reducción del calentamiento global.
Curiosamente, el tema "enfriamiento global por nubes de ceniza volcánica" fue suprimido de Wikipedia por carecer de fuentes fiables. Y cierto es que resulta dificil encontrar alguna mención de este tema en Internet. Sin embargo, existen estudios que han buscado probar que el efecto de las nubes de ceniza volcánica proyectando su sombra sobre la tierra efectivamente contribuyen a un descenso en la temperatura de la atmósfera.
El portal español Solo Ciencia, abocado a este tipo de temas publicó hace un año la noticia de una investigación científica de la Open University, que sugería esta opción.
"Vincent Gauci y sus colegas Nancy Dise y Steve Blake, de la Open University, simularon la
lluvia ácida volcánica de una de las mayores erupciones de la historia en Europa, la del volcán Laki, de Islandia, en 1783, que causó extensos daños en cosechas de amplias zonas del continente, con el resultado de severas hambrunas con víctimas mortales.
Los científicos saben que las partículas volcánicas en el aire reflejan los rayos solares al espacio y también crean más nubes que tienen el mismo efecto. Todo esto ayuda a enfriar el planeta durante un año o dos. Los estudios muestran que las erupciones tienen otro efecto más indirecto: el ácido sulfúrico resultante del volcán ayuda a reducir biológicamente una fuente importante de gases de invernadero. En su manifestación más extrema, este efecto puede provocar un enfriamiento significativo durante diez o más años.
La cantidad de dióxido de azufre arrojado por el Laki en nueve meses fue diez veces superior
que la cantidad proveniente de la industria europea actual en un año. Los investigadores también hallaron que dichas erupciones crean un campo de batalla microbiano en los humedales, donde las bacterias sulfato-reductoras inhiben a los microbios que normalmente producen metano, poderoso gas invernadero.
Los investigadores hicieron la simulación en turberas de Moray, al nordeste de Escocia, un área que fue afectada por la erupción del Laki, y encontraron que las emisiones reducidas de metano duran varios años después del fin de la lluvia ácida. Sus cálculos muestran que se requerirían muchos años para que las emisiones se recuperasen, un tiempo muy superior al contemplado en los actuales modelos teóricos desarrollados a partir de lo que conocemos sobre el impacto de los volcanes en la atmósfera.
Los científicos ahora piensan que los volcanes pueden ejercer en la atmósfera de la Tierra una influencia más poderosa de lo imaginado. Podrían ser incluso un regulador más importante de los gases de invernadero de los humedales que las fuentes industriales modernas de lluvia ácida. Los ecosistemas pantanosos son la fuente más grande de metano, y en su mayoría están localizados en regiones del mundo lejos de la industria.
Hubo un período en la prehistoria de la Tierra durante el cual este efecto pudo producir cambios climáticos importantes. Esta interacción pudo haber sido particularmente decisiva hace 50 millones de años, cuando el clima cálido de invernadero se debía, en gran parte, al metano de los extensos humedales que cubrían la Tierra. Durante esa época, grandes erupciones volcánicas pudieron ser los agentes del rápido cambio climático".
Erupciones en el mundo
La reciente erupción volcánica del complejo Puyehue-Cordón Caulle ha devuelto a los volcanes a la primera plana de la actualidad internacional, en gran parte por la reminiscencia del caos aéreo desatado tras la erupción del volcán Eyjafjallajökull, hace ahora un año.
Pero Grimsvötn, que sufre con esta su tercera erupción en 13 años, es sólo uno de los muchos volcanes que riegan nuestro planeta. Hoy por hoy consideramos que existen unos 1.400 volcanes activos, y con activos nos referimos a todos aquellos que han tenido algún proceso eruptivo en los últimos 10.000 años. Si estas fechas los reducimos a un periodo menor, podríamos decir que a la semana unos 30-40 volcanes se encuentran en erupción.
Si ampliamos esa ventana a los últimos 20 años, hay un buen número que ha mostrado una gran actividad: Kilauea (Hawái), Galeras (Colombia), Arenal (Costa Rica), Karymsky y Klyuchevskoi (Kamchatka, Rusia), Sakurajima (Japón), Merapi (Indonesia), Mayon (Filipinas), Rabaul (Papúa Nueva Guinea), Piton de la Fournaise (Reunión), Nyiragongo (Congo), Erta Ale (Etiopía), Stromboli y Etna (Italia), Tungurahua (Ecuador) y Santiaguito (Guatemala), entre otros.
Pero más importante que el número de erupciones es, tal y como hemos visto con los problemas causados por los volcanes islandeses, la magnitud de dichas erupciones, y para ello se utiliza el Indice de Explosividad Volcánica (VEI), una escala de 1 a 8 grados según la potencia eruptiva, que tiene en cuenta parámetros como la cantidad de Tefra (material fragmentado, que no considera las lavas) expulsada o la altura de la columna eruptiva.
Así, una erupción como la del Kilauea, en Hawái, se considera de grado 0, y así hasta 8, grado que afortunadamente no hemos vivido, y cuyo exponente más famoso es Yellowstone (USA).
Dado que las erupciones volcánicas no son tan repetidas en el tiempo como los terremotos,
utilizamos una escala de 10.000 años para comprobar la frecuencia de dichas erupciones. Así, en ese periodo se han producido 421 erupciones como la de Eyjafjallajökull, o 51 de grado 6, la última de ellas en 1991 en Filipinas con el Pinatubo, en donde las cenizas llegaron a los 34 km de altura.
¿Qué pasa en Yelowstone?
Por otra parte, científicos de USA están siguiendo de cerca la actividad volcánica en el parque Yellowstone, como lo relata Mark Thiessen para la National Geographic.
El suelo se ha inflado 20 centímetros en los últimos 3 años, una cifra récord. De estallar el volcán Yellowstone, dos tercios de USA podrían quedar inhabitables.
Una fuerza mil veces más poderosa que la erupción del Monte Santa Helena en 1980, con una nube mortífera de ceniza, arrasaría con todos los seres vivos creando una capa de 3 metros de profundidad en un radio de 1.500 kilómetros de distancia. Dos tercios de USA podrían llegar a ser inhabitables por los barridos de aire tóxicos, y millones de personas se verían obligadas a abandonar sus hogares. Esto es lo que puede suceder si el volcán más grande del mundo entra en erupción por primera vez en 600.000 años, algo que podría ocurrir en un futuro próximo, según un informe de The Daily Mail.
La Caldera del Parque Nacional Yellowstone ha entrado en erupción tres veces en los últimos 2.1 millones de años. Una tendencia de los últimos años ha alertado a los especialistas que están siguiendo de cerca la evolución del volcán.
Sucede que el súper volcán ubicado debajo del parque de Wyoming ha aumentado su actividad a un ritmo récord desde 2004. Su suelo ha estado inflándose a un ritmo de 7,5 centímetros por año en los últimos tres años, la tasa más rápida desde que comenzaron los registros en 1923.
Por la falta de más datos, los científicos no se atreven a dar una advertencia y fijar una fecha hipotética a una erupción.
Una erupción de este volcán superaría por mucho el efecto del volcán de Islandia Eyjafjallajökull, que estalló en abril del año pasado causando caos en los viajes alrededor del mundo.
El experto en vulcanismo de Yellowstone y profesor de geofísica en la Universidad de Utah, Robert Bob Smith, le dijo a National Geographic: "Es una elevación extraordinaria, ya que cubre un área tan grande y las tasas son tan altas; al principio nos preocupaba que esto nos pudiera estar llevando a una erupción".
"Una vez que vimos que el magma estaba a una profundidad de diez kilómetros, nos sentimos más aliviados. Si hubiera sido a una profundidad de dos o tres kilómetros, entonces la historia sería distinta",dijo Smith, que acaba de hacer un estudio sobre el volcán.
Si bien los científicos ignoran el futuro desenlace, confirman la actividad. "Nuestra mejor evidencia es que la cámara magmática se está llenando de roca fundida", dijo Smith. "Pero no tenemos idea de cuánto tiempo continuará este proceso, ya sea hasta que haya una erupción o que la entrada de roca fundida desinfle la caldera de nuevo".
La Caldera de Yellowstone es una de las creaciones más impresionantes de la naturaleza y se asienta encima del campo volcánico más grande de América del Norte.
Yellowstone, a unos 600 kilómetros por debajo de la superficie de la tierra, es un "punto caliente", con un magma que se eleva a 45 kilómetros por debajo antes de extenderse a lo largo de una superficie de 450 kilómetros. Su nombre significa 'olla' o 'caldera' y se forma cuando la tierra se derrumba tras una explosión volcánica.
Smith dijo a National Geografic que este sistema es único, ya que todos los puntos calientes del planeta se encuentran bajo agua. Yellowstone es el único que se existe plenamente sobre la superficie terrestre, y por debajo se encuentra el volcán dormido.
El 22 de julio de 1980, la Montaña Santa Helena en Washington estalló. Una explosión de la caldera de Yellowstone tendría una fuerza mil veces más poderosa.
Los científicos que supervisan Yellowstone creen que un depósito de magma que se hincha a 9 kilómetros de profundidad podría causar las elevaciones recientes.
También han estado vigilando "una mancha de roca fundida" del tamaño de Los Ángeles que estuvo presionado en el interior del volcán tiempo atrás. Sin embargo, debido a las condiciones extremas, ha sido difícil resolver qué es exactamente lo que está pasando allá abajo.Los investigadores no pueden decir con certeza qué ocurrirá y cuándo.
Desde la explosión más reciente hace 640.000 años, ha habido alrededor de 30 erupciones más pequeñas. La última fue hace 70.000 años, cuando la caldera se llenó con ceniza y lava y se formó este paisaje llano que atrae a miles de turistas cada año.
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