Inminente cambio de polos anuncian geólogos
El polo norte magnético se está moviendo mucho más rápido que en cualquier otro momento de la historia, amenazandolo todo, desde la seguridad del transporte moderno a las tradicionales rutas de migración de algunas aves.
Científicos afirman que el norte magnético, que durante dos siglos ha estado en las más frías estepas canadienses, está relocalizandose en Rusia, moviéndose aproximadamente unos 65 km al año. La velocidad de desplazamiento se ha incrementado un 30% en la ùltima década o que alimenta la especulaciòn de que el polo finalmente cambie de lado (el polo norte se convertirìa en el sur y viceversa), algo que ocurre entre tres y siete veces cada millòn de años.
El fenòmeno ya está causando problemas en el campo de la aviación. El aeropuerto internacional de Tampa (Florida, USA) pasò todo un mes renombrando sus tres rutas de acceso, que, de acuerdo con el resto de los aeropuertos de USA, se identifican usando números que corresponden a la dirección (en grados) que se enfrentan en una brújula. “Todo debió ser cambiado, fue un proyecto enorme”, asegurò la vocera del aeropuerto, Brenda Geoghagan.
La tasa actual de movimiento del polo magnético alejandose de la isla Ellesmere en Canadá, está moviendose aproximadamente un grado cada 5 años, loq ue provocó que la Administración Federal de Aviación de USA reevalúe sus rutas de acceso alrededor de todo el país cada 5 años. Cambios similares a los de Tampa ya se han efectuado en Fort Lauderdale y Palm Beach.
Los geólogos creen que el polo magnético (que es diferentre del Polo Norte de los mapas) se mueve debido al núcleo fundido del planeta, que contiene hierro líquido. El primer polo norte magnético fue ubicado en 1831 y desde ese año se ha seguido su progreso.
Los registros indican que esa locación del polo apenas se había movido en décadas, pero en 1904 comenzó su camino en dirección norte-este a una velocidad de 15 km al año. Esa velocidad aumentó significativamente cerca de 1989, posiblemente a causa de una “pluma” de magnetismo profunda bajo la tierra. El polo estaría llegando a Siberia a una velocidad de 60 km al año. El campo magnético dse la Tierra ha ido cambiando con el tiempo. Y hasta donde sabemos, siempre ha estado haciéndolo”, dijo a Discovery News el geofísico Jeffrey Love, del Servicio Geológico de USA en Colorado, quien ha estado investigando el tema.
Los sistemas GPS, basados en satélites, reemplazaron sus brújulas como el medio que usan la mayoría de los navegadores profesionales. Sin embargo, las brújulas siguen siendo valiosas y son ampliamente usadas por excursionistas, guías y otros aficionados lectores de mapas. En algunos entornos como debajo del agua o de la tierra, donde no llegan las señales satelitales, la brújula sigue siendo la única opción.
La industria del petróleo, que utiliza imanes para determinar qué ángulo se debe profundizar en la tierra, tiene que seguir la pista de la ubicación exacta del norte magnético.
Las aves que vuelan hacia el sur en el invierno, igual que las criaturas marinas migratorias, podrían confundirse. Animales longevos, como ballenas o tortugas, puede que tengan que recalibrar su instinto de navegación en el futuro.
A pesar del costo y la inconveniencia de renombrar las pistas de aviación, por no mencionar lo indigno de perder el norte magnético en manos de Rusia, los habitantes de América del Norte se beneficiarán del cambio en al menos un aspecto: tendrán más oportunidades de ver las auroras boreales.
Nadie puede predecir el impacto de un “cambio de polos” en el que el norte y el sur intercambien sus posiciones, dado que no ha sucedido desde hace 780 mil años, el período más estable en los últimos 5 millones de años. Algunos geólogos piensan que estamos a punto de descubrirlo: creen que los cambios que están sucediendo en el norte magnético son el preludio de un inminente cambio. Sin embargo, Love dice que no e sun tema para preocuparse: “Las reversiones polares suelen tardar unos 10 mil años”. “Y hace 10 mil años la civilización no existía, por lo tanto no tenemos nada de qué preocuparnos”, asegura el geólogo.
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