Arqueólogos españoles desentierran secretos de los faraones de la dinastía XVIII

La colaboración entre arqueólogos españoles y egipcios ha dado a luz un gran hallazgo que replantea la cronología faraónica del siglo XIV antes de la Era Común.


En una necrópolis de la antigua ciudad de Tebas, han encontrado inscripciones jeroglíficas que demuestran que los faraones Amenhotep III y su hijo Amenhotep IV reinaron juntos durante una década. Hasta el momento, los expertos pensaban que el hijo se había rebelado contra la forma de gobierno de su progenitor y que, tras sucederle en el trono tras su muerte, adquirió el nombre de Akenatón e instauró por primera vez el atonismo, la primera religión monoteísta conocida de la historia. Esta evidencia demuestra sin embargo que protagonizaron juntos la revolución religiosa que acabó con los dioses locales en Egipto, como el caso de Amón-Ra en la ciudad de Tebas.

Aunque en un primer momento pueda parecer de dudosa relevancia, es, según los investigadores, un descubrimiento sin precedentes que obliga a la revisión de los postulados anteriores. Los grabados hallados en la columna de una tumba han confirmado que Amenhotep III y su hijo Amenhotep IV gobernaron juntos entre nueve y diez años de los 39 que estuvo en el trono el primero. Tras el fallecimiento de su padre, Amenhotep IV habría gobernado durante 17 años más en Tel Amarna, en el centro del país. Ambos reyes aparecen designados en la inscripción por sus nombres del protocolo real, es decir, “Hijo de Rey” y “Rey del Alto y del Bajo Egipto”.

Akenatón fue el décimo faraón de la dinastía XVIII de Egipto y el iniciador de la primera reforma religiosa al imponer el dios Atón sobre el resto de dioses y prohibir el culto a Amón, el dios predecesor. Según los expertos, sus motivaciones habrían sido más políticas que dogmáticas, ya que en el atonismo, el faraón concentraba toda la autoridad al convertirse en profeta y único representante de dios en la Tierra, por encima del clero.

En vista del hallazgo, los expertos deben reconsiderar los principales problemas y cuestiones pendientes de interpretación del final de la dinastía XVIII, como la paternidad de Tutankamón, las relaciones de poder entre la familia de Amenhotep III y el clero del dios Amón de Tebas.







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