Hallaron en San Juan un parque prehistórico con microfósiles de 230 millones de años

Científicos del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de San Juan anunciaron el hallazgo de un yacimiento con gran diversidad de especies prehistóricas de pequeña dimensión, que datan de más de 200 millones de años.


Se trata de un descubrimiento de "un nivel exquisito con más de 100 individuos, todos ellos de tamaño menor a cinco centímetros, incluidas pequeñas mandíbulas con sus dientes", informó la investigadora Carina Colombi.
Los paleontólogos lo llamaron "el segundo Ischigualasto" o "el nuevo Valle de la Luna" por la importancia paleontológica, en referencia a los restos encontrados en el Valle de la Luna.
El nuevo yacimiento fue hallado en una zona próxima a la localidad de Marayes, a 150 kilómetros al este de la ciudad de San Juan, en el departamento Caucete. "Se convierte en un yacimiento alternativo a Ischigualasto. Nosotros antes sólo teníamos al Valle de la Luna con esa calidad de diversidad y calidad. Es un segundo Valle de la Luna, pero con una fauna distinta", explicó al Diario de Cuyo Oscar Alcober, director del Museo e Instituto de Ciencias Naturales de la UNSJ.
Los investigadores señalaron que es un sector "normalmente rico en fósiles de pequeño tamaño" lo que en paleontología se llama microsite o bone-bed de microfósiles.
"Este nivel se formó hace 230 millones de años, durante el Triásico Superior y, junto con los yacimientos preservados en la cuenca de Ischigualasto, conforma uno de los mejores registros de la paleofauna triásica del mundo", aseguró Colombi.
Dado que todos los restos fósiles fueron encontrados en un radio de 80 metros cuadrados, estiman que se trata de un cementerio de animales, los científicos se inclinan a pensar que los "restos fueron acumulados por predadores, lo que provocó una selección de presas pequeñas que presentan marcas de mordidas", manifestó.
Colombi dijo desconocer de qué especie se trataría el predador, "posiblemente tenían un tamaño semejante al de una hiena y cazaran a estas pequeñas especies, y las llevaran a un sitio común para alimentarse", especuló.
Los investigadores consideraron que el hallazgo de esta cuenca de microfósiles tan variados es útil "para reconstruir cómo se interrelacionaban los diferentes animales, las plantas y el ambiente en el que se desarrollaron".

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